No hay palabra más alegre para los seres humanos que esta de música. Es una alegría al escucharla decir hasta involuntariamente. Nos recuerda a un amor, a un sitio, a un momento que hemos vivido con intensidad… La música nos eleva el espíritu y se merece todo el respeto del mundo a los que la crean con talento y dedicación.
Aún no se ha creado un idioma tan universal como este el de la música. Une, anima, rejuvenece, amplia el conocimiento cultural y llega hasta los lugares más recónditos del universo. Recuerdo esta anécdota de Julio Iglesias, cuando llegó hasta una tribu de aborígenes australianos, y uno de ellos se le acercó a él, diciéndole que conocía su música… Cosa que sorprendió muchísimo al señor Iglesias, ya que jamás había cantado en esa zona tan inhóspita.
Por lo que queda por decir sobre la música, es simplemente afirmar que no alcanza ningún alfabeto para describir, lo que llega a trasmitir esta ingeniosa creación de la humanidad. La música une naciones, nos arregla los días y los disgustos, nos llena de fantasías y hasta nos revierte la vida cuando nada puede hacerlo. Esa es la magia de la música.